Por Leyre Pedrol
Media hora fue la que me pasé en un taxi mugriento para llegar a un descampado que seguía en la línea.
Una nave abandonada en su exterior pero reinventada en su interior.
Resultó que llegué a el 798, un lugar que gracias a un gupo de artistas cosmopolitas artistas chinos que interpretan y muestran su peculiar visión de su cultura oriental, su comunismo y su creatividad abriendo a este cerrado país un espacio de arte contemporáneo, independiente y de vanguardia que aunque vive bajo la tutela censora del gobierno ha sabido destacar entre toda su cultura tradicional.
¿Te apetecería tomarte un café al lado de una estatua grafiteada de Mao? Yo lo disfruté.
Even when arriving to the 798 Art District in Beijing was a bit difficult, it worthed it. The avant-garde space for contemporary and cosmopolitan chinese artist in Beijing is an outstanding example of the actual chinese cultural panorama.
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